El miedo atormenta a un hospital en Cisjordania tras una mortífera operación israelí
Un hospital de Yenín, en Cisjordania ocupada, vive atormentado por el miedo desde que a finales de enero agentes israelíes disfrazados de médicos irrumpieran en el centro para abatir a tres combatientes palestinos que estaban internados.
La escena, que parece sacada de una conocida serie de acción, sigue siendo un trauma tanto para los pacientes como para el personal del establecimiento.
En un servicio de rehabilitación del hospital Ibn Sina de Yenín, dos pacientes todavía recuerdan los gritos de una enfermera cuando las fuerzas israelíes irrumpieron en la tercera planta.
"Abrí la puerta y vi a un hombre. No sabía que era de las fuerzas especiales. Asfixió al enfermero con su mano y le dio un golpe con la culata de su rifle", cuenta un paciente ocultando su rostro.
Su testimonio coincide con el de otro paciente que recuerda haber oído gritos y haber permanecido en su habitación.
Ninguno de los dos sospechaba entonces que detrás de una puerta azul, a pocos metros de ellos, un comando israelí estaba matando a tres miembros de grupos armados palestinos, entre ellos un parapléjico hospitalizado hace meses.
"Fue la peor de las noches", relata el paciente, señalando que los agentes israelíes le ordenaron mantener su puerta cerrada durante el asalto a la habitación 376.
Desde entonces, ésta fue limpiada a fondo y ya no se utiliza, pero hay agujeros de bala en una cama y una silla.
Un miembro del personal mostró a la AFP, en su teléfono, varias fotos de un casquillo y restos humanos en la cama tras el ataque del 30 de enero.
- Asesinatos selectivos -
Un médico cuenta que un hombre, vestido como un doctor, lo abordó. Según dice, el individuo hablaba árabe perfectamente y le presentó su "tarjeta de identidad", que llevaba colgada del pecho, antes de pedirle que abriera la habitación 376.
Dentro, había tres jóvenes palestinos: Basel Ghazawi, incapaz de caminar desde que fue alcanzado por disparos en octubre; su hermano Mohamed y un amigo, Mohamed Jalamnah.
Los hermanos Ghazawi eran miembros de la Yihad Islámica, y Mohamed Jalamnah era un "comandante" local de Hamás, dijeron los dos movimientos.
La ciudad de Yenín, y su campamento de refugiados, es un bastión histórico de las facciones armadas palestinas, donde las fuerzas israelíes han multiplicado sus incursiones en los últimos años. Sin embargo, nunca antes habían llegado a entrar en un hospital y abrir fuego, como hicieron el 30 de enero.
Las autoridades israelíes justificaron esos asesinatos selectivos, en un lugar en teoría protegido por el derecho internacional, alegando que los tres hombres eran "terroristas" que "se escondían".
- La OMS, "horrorizada" -
Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) se declaró "horrorizada" por este ataque. "Crea miedo y es peligroso para el personal médico y los pacientes", destacó Rik Peeperkorn, jefe de esa organización para los Territorios Palestinos.
El hospital Ibn Sina ha continuado prestando atención médica a la población de Yenín y el norte de Cisjordania desde el 30 de enero, pero, ahora, reina en el ambiente una sensación de malestar.
Todos los pacientes y el personal entrevistados por la AFP, excepto un médico, solicitaron el anonimato por razones de seguridad.
Tawfiq al Shubaki, jefe de la unidad de cirugía, admite que los trabajadores tienen "miedo" y que en el establecimiento se respira una sensación de "inseguridad", algo "muy difícil" de llevar "para los equipos de trabajo".
"Esto tiene un claro impacto en su rendimiento y eficacia", afirmó al Shubaki respecto al personal, que tiene una dilatada experiencia en atender a heridos de situaciones extremas, como incursiones o combates en el campo de refugiados cercano.
Hoy, el personal y los pacientes temen una nueva incursión en el hospital y se preguntan si un "colaborador" proporcionó a los israelíes información privilegiada para facilitar su operación.
V.Munir--DT