Tumbas anónimas para los insurgentes en la Cachemira india
Tres semanas después de cambiar la sierra por las armas, el joven carpintero cachemiro Mukhtar Ahmed murió en un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad indias. Su cuerpo fue inhumado en secreto, lejos de su familia.
Como él, cientos de separatistas abatidos por soldados indios fueron enterrados, sin funeral, por la policía en regiones remotas de la región de Cachemira administrada por Nueva Delhi.
Las autoridades indias justifican esta política para impedir la "glorificación de los terroristas" en las manifestaciones antindias que acompañan, a menudo salpicadas de violencia, los funerales de los difuntos.
Pero estos "cementerios de mártires", como los llaman en la región, provocan sufrimiento en las familias. Es una represión que va más allá de la disidencia, se indigna la población local.
Esta región himalaya reivindicada por India y Pakistán fue escenario de varias guerras por su control después de la partición del Raj británico en 1947.
Desde hace más de tres décadas, grupos separatistas combaten a los soldados indios para obtener la independencia de Cachemira o su fusión con Pakistán, con un balance de decenas de miles de muertos.
Las tensiones se acentuaron cuando Nueva Delhi impuso en agosto de 2019 su autoridad directa sobre la región.
- "Suplicamos" -
Tras la muerte en octubre de Mukhtar, de 25 años, la policía transportó su cuerpo a un complejo de Srinagar y llamó a su familia para la identificación.
"Suplicamos que nos entregaran el cuerpo", recuerda su cuñado Bilal Ahmed. "Pero se negaron, lo cargaron a un vehículo blindado antes de salir, sin ni siquiera decirnos dónde lo iban a enterrar".
Él y otros familiares siguieron el vehículo hasta que se paró en el pueblo de Waddur, donde fueron testigo de su entierro bajo tierra, sin sepultura ni ninguna señal para identificar su tumba.
La familia colocó una placa de pizarra y unas flores artificiales.
Alejada de los centros urbanos, esta zona boscosa, donde ya se han identificado cinco tumbas de insurgentes, es ahora un lugar de peregrinación para los familiares de los rebeldes.
Algunos visitantes del "cementerio de los mártires" conectan por videollamada con familiares que no tienen la posibilidad o temen desplazarse al lugar.
La familia de Mukhtar fantasea con mudarse a esta zona montañosa, para estar cerca de la tumba.
"Difícilmente puedo pasar dos semanas en casa sin necesitar visitar esta tumba", dice su padre Nazir Koka. "Cueste lo que cueste, tengo que venir aquí regularmente", agrega.
Mukhtar es uno de los 580 insurgentes presuntamente muertos desde abril de 2020 en enfrentamientos con las fuerzas indias cuyos cuerpos no fueron devueltos a las familias, según los archivos oficiales.
La práctica comenzó cuando los protocolos anticovid prohibieron las congregaciones, incluso para funerales.
Antes, cada entierro de un insurgente reunía a multitudes enfurecidas que entonaban eslóganes por la independencia de Cachemira y a menudo terminaban enfrentándose a las fuerzas de seguridad, causando muertes y heridos en ambos lados.
- "Castigo colectivo" -
Las autoridades defienden que los separatistas aprovechaban los funerales para reclutar y promover la rebelión.
"No solo hemos frenado la propagación del covid, también paramos la glorificación de terroristas y los potenciales problemas para el orden público", dijo el jefe policial de Cachemira, Vijay Kumar, al diario The Hindu en 2020.
El ministerio indio de Interior no respondió a una petición de comentarios de la AFP.
Y Kanchan Gupta, del ministerio indio de la Información, respondió a la AFP que el mantenimiento del orden corresponde "a las autoridades de la administración local y a la estructura de seguridad" en Cachemira.
Según los juristas, la prohibición de funerales es ilegal.
"Es una respuesta desproporcionada a las inquietudes del Estado, que huele a castigo colectivo", declaró a la AFP un abogado de Srinagar que pidió restar bajo anonimato por miedo a represalias.
Según Stephen Rapp, exembajador itinerante de Estados Unidos para cuestiones de crímenes de guerra, esta práctica viola las obligaciones de India en virtud de la convención internacional de derechos civiles y políticos que ha ratificado.
"Las autoridades deben facilitar el acceso a los lugares de sepultura para los familiares de los combatientes fallecidos y/o facilitar el regreso de los restos a petición del familiar más cercano", recordó.
I.Menon--DT