El Partido Laborista británico afronta su congreso anual entre críticas tras los primeros meses de gobierno
Casi tres meses después de su llegada al poder en Reino Unido, los laboristas se reúnen a partir del domingo para su congreso anual en Liverpool, entre críticas a algunas de sus medidas y con su líder envuelto en una polémica por aceptar regalos.
El congreso, que se extenderá hasta el miércoles, llega en plena controversia por los regalos que recibió Keir Starmer --incluyendo entradas para conciertos o partidos de fútbol, o ropa para él y su esposa-- por un valor acumulado de más de 141.000 dólares desde finales de 2019.
La mayoría de estas donaciones, que son legales y declaradas en el registro del Parlamento, se realizaron cuando Starmer, de 62 años, era el jefe de la oposición laborista, aunque siguió recibiéndolas tras su llegada a Downing Street, después de que su partido ganara las elecciones legislativas de julio.
Estas revelaciones llegan cuando el gobierno pide a la población se prepare para hacer algunos esfuerzos de cara a las futuras restricciones presupuestarias, incluyendo la supresión de un subsidio de combustible energético de invierno para 10 millones de pensionistas.
Este tipo de medidas ha hecho que un 53% de los británicos desapruebe la acción del gobierno en sus primeras semanas, según una encuesta reciente.
Downing Street anunció el viernes que Starmer, así como la número dos del gobierno, Angela Rayner, y la ministra de Finanzas, Rachel Reeves, ya no aceptarían donaciones para pagar sus vestimentas.
- Pocas propuestas concretas -
Por otra parte, la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS) informó esta semana que la deuda pública británica llegó en agosto al 100% del Producto Interior Bruto (PIB), elevando la presión sobre el gobierno a pocas semanas de lanzar su primer presupuesto.
Aunque la deuda del sector público ya había superado el 100% del PIB en Reino Unido en los indicadores provisorios de mayo de 2023, desde entonces había sido revisada a la baja.
La estrategia de Starmer de culpar a los gobiernos conservadores del limitado margen de maniobra del ejecutivo laborista, en una economía estancada, empieza, según algunos analistas, a agotar la paciencia de los británicos, que esperan una mejora de los servicios públicos y de su poder adquisitivo.
"Todo el mundo está un poco cansado de escuchar al gobierno hablar del legado que les han dejado los conservadores", afirma Steven Fielding, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Nottingham.
"Los miembros del partido y la población en general quieren escuchar qué harán los laboristas" para resolver los problemas y "ha habido hasta ahora muy pocas propuestas concretas", añade Fielding.
El claro triunfo en las elecciones del 4 de julio, en las que logró 411 escaños en el Parlamento, de los 650 en juego, lo que le permitió acabar con 14 años de gobiernos conservadores, ha dado paso a un período en el que los laboristas deben cumplir sus promesas.
- Próximo presupuesto "será doloroso" -
En el congreso, los laboristas "van a celebrar el hecho de que están en el gobierno, pero ahora la reflexión que deben hacer es '¿qué vamos a hacer en el poder?'", tras 14 años en la oposición, señala Fielding.
El nuevo ejecutivo laborista todavía no ha cumplido sus primeros cien días de gobierno, pero estos dos meses y medio no han sido fáciles.
En agosto, el gobierno tuvo que hacer frente a violentos disturbios contra la llegada de inmigrantes, mientras el primer ministro multiplicaba comentarios pesimistas sobre el estado del país, con un sistema sanitario en crisis y unas finanzas públicas en un estado "peor" de lo que había imaginado.
Con esta coyuntura, Starmer advirtió que el próximo presupuesto, que presentará a finales de octubre, será "doloroso".
El 18 de julio, en el 'Discurso del Rey', Carlos III leyó los 35 proyectos de ley que el gobierno laborista planea cumplir en su mandato.
Entre sus intenciones estaba alcanzar una estabilidad económica, con unos presupuestos evaluados por un organismo independiente, y luchar contra el "crimen organizado" en materia de inmigración irregular.
El reciente viaje de Starmer a Italia y su demostrado interés por la política migratoria del gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni ha avivado voces discordantes en su propio partido, que se podrían escuchar durante este congreso de cuatro días en Liverpool.
A.Hussain--DT