Tras las huellas de Donnarumma, un arquero forjado junto al Vesubio
El Vesubio luce majestuoso, visto desde este modesto campo de fútbol en la región napolitana, pero al pequeño Gianluigi Donnarumma, actual arquero del París Saint-Germain y de la selección italiana, solo le interesaba de niño el balón.
"Comenzó aquí, en ese campo de fútbol. Venía a ver el entrenamiento de su hermano mayor (Antonio, también convertido en guardameta profesional) y se ponía también en la portería para hacer paradas", confía a la AFP Ciro Amore.
El presidente de la escuela de fútbol ASD Napoli cuenta orgulloso cómo fueron los inicios de Gianluigi Donnarumma en Castellamare di Stabia, una localidad de la bahía de Nápoles muy cercana al volcán dormido del Vesubio y a las ruinas de Pompeya.
Cerca de lugares tan emblemáticos y lejos de Catar, donde confía en estar en noviembre en el Mundial si Italia supera en este final de marzo la repesca, uno de los héroes que coronó a Italia en la Eurocopa-2020 aprendió a parar penales.
Ciro Amore, sexagenario, no se cansa nunca de hablar de los inicios de 'Gigione'. Muestra sus primeras licencias, firmadas con una escritura de niño, o las fotos y camisetas enviadas por el jugador de 23 años, que vivió recientemente su peor noche desde que llegó al París Saint-Germain con la eliminación en la Liga de Campeones ante el Real Madrid.
"No tenía más que cuatro años y medio y no podía formar parte de ningún equipo, pero comenzamos a hacerle participar en los entrenamientos. Nunca tuvo miedo de nada. Tenía ya un físico diferente, era bastante grande. Veíamos que tenía todas las características de un gran arquero", cuenta el presidente.
- "Padre" y "amigo" -
"Las cualidades técnicas, sí, pero tenía otras, especialmente su carácter. Nunca se cansaba de jugar y de entrenar", señala Angelo Panariello, entrenador en ese club, en el que el actual arquero del PSG usó sus guantes hasta los 14 años, cuando se unió a las categorías juveniles del AC Milan.
En el histórico club 'rossonero' se convirtió en titular con 16 años y medio. Lo siguió siendo hasta su fichaje por el París Saint-Germain el año pasado.
Gianluigi Donnarumma debe mucho en su crecimiento deportivo al preparador local de arqueros en Castellammare di Stabia, Ernesto Ferraro.
Además a los hermanos Donnarumma, Ferraro formó a otros porteros que han jugado en la Serie A, como Gennaro Iezzo, ex del Nápoles, o Antonio Mirante, tercero arquero del Milan.
"Si hoy cumplí mi sueño de pisar el césped de San Siro, se lo debo sobre todo a él", le homenajeó el propio Gianluigi Donnarumma cuando Ernesto Ferraro falleció en diciembre de 2018.
"Gracias por haber sido un guía tan valioso, un padre, un amigo. Venías a buscarme a casa, lloviera o hiciera viento, para llevarme a los entrenamientos y a los partidos", escribió en Instagram.
"Ernesto me decía siempre que Gigione no llegaría solamente a la Serie A, sino a la Nazionale (la selección de Italia) porque en cuanto le digo algo, lo retiene", cuenta Angelo Panariello.
- Derbi milanés -
"Su único problema, que quizás puede ser una cualidad, es que no quería nunca perder. Cuando perdía, se enfurecía y se enfrentaba a nosotros, diciendo que nos habíamos equivocado en la alineación", recuerda con ternura el exentrenador.
Lo más difícil para Gianluigi Donnarumma, hijo de un carpintero de esta región italiana, fue elegir entre los dos clubes milaneses.
"El primer club interesado fue el Inter. El responsable de juveniles vino aquí, a la oficina, para hablar con el padre. Incluso fuimos a Milán para firmar un precontrato con el Inter", dice.
Pero la familia terminó decidiendo que fuera a los juveniles del AC Milan, donde estaba ya el hermano, Antonio, nueve años mayor.
Según varios medios, el AC Milan pagó unos 250.000 euros (273.000 dólares) para atraer a sus juveniles a esa gran promesa.
"Los 200.000 o 300.000 euros de los que se habla, ¡no sé dónde fueron! Nosotros, como club, no recibimos más que 25.000 euros (27.350 dólares)", asegura Ciro Amore.
Donnarumma estuvo el año pasado en esta zona de Italia para visitar a sus padres, que tienen una casa a unos kilómetros, entre Castellammare y Pompeya. Lo hizo con la medalla que le acreditaba como campeón de la Eurocopa con Italia.
A.Murugan--DT