El camino lleno de obstáculos de un ciclista ruandés hacia la cima
Jean Bosco Nsengimana pasó su adolescencia trabajando como repartidor en bicicleta para ayudar a su familia sin recursos, sin pensar nunca que un día iba a ganar la prestigiosa Vuelta a Ruanda.
Este ciclista, de 30 años, deja la escuela primaria tras la muerte de su padre y encadena pequeños trabajos para poder mantener a su madre y hermanos.
Pero al mismo tiempo que recorre en bici su ciudad natal de Musanze, en el noroeste de Ruanda, a unos 70 km de la capital Kigali, comienza a tener un sueño: "Nuestra casa estaba al pie de la carretera y acostumbraba a ver a los ciclistas profesionales, les admiraba", declara a la AFP.
En 2010, modifica su gran bicicleta, destinada a transportar mercancías y pasajeros, y comienza a entrenarse con la esperanza de poder integrar la selección nacional que participa en la Vuelta a Ruanda.
Unos meses más tarde, contacta con el entrenador del equipo, Félix Sempoma, pero recibe una respuesta negativa por un motivo: está demasiado delgado.
Sin embargo, hace falta una razón de más peso para desanimar a Nsengimana. "Le rechacé una y otra vez, pero él insistía en que quería quedarse", recuerda Félix Sempoma.
"Sinceramente, no pensaba que tuviese lo que se necesita, pero fue su pasión lo que me hizo ceder", admite.
- "Muy feliz" -
Jean Bosco Nsengimana se une al equipo nacional en 2011 y acaba sexto en la Vuelta a Ruanda. En 2014 es segundo y la consagración llega un año después, cuando gana esta prueba.
"El ciclismo me ha hecho muy feliz. Me he casado, he construido una casa nueva para mi madre y para mí", dice orgulloso un Nsengimana que protagoniza campañas de publicidad y utiliza los fondos para abrir una pequeña tienda que regenta su esposa.
Este padre de dos niños se ha convertido desde entonces en una figura del ciclismo de su país y en fuente de inspiración para otros jóvenes procedentes de familias pobres que quieren convertirse en profesionales.
"Es alguien a quien todos los jóvenes admiran. No es fácil ganar la Vuelta a Ruanda y él lo ha hecho. Todos estamos orgullosos de él", asegura Félix Sempoma.
La Vuelta a Ruanda, creada en 1988 pero cuya disputa quedó interrumpida durante el genocidio de los años 1990, atrae ahora a ciclistas internacionales, lo que ha contribuido también a aumentar el nivel de los corredores locales.
El cuádruple ganador del Tour de Francia, el británico Chris Froome, acaba de tomar parte en la edición de 2023, ganada por el eritreo Henok Mulueberhan, quien recorrió los 1.130 kilómetros de la prueba en 28 horas, 58 minutos y un segundo.
- "Ningún pesar" -
Pese a su popularidad y al hueco que se ha hecho en la escena internacional (Ruanda organizará el Mundial en 2025), el ciclismo ruandés se enfrenta a importantes desafíos, sobre todo en lo que respecta a la falta de infraestructuras y un acceso limitado a equipamientos e instalaciones de formación de calidad.
"Los ciclistas internacionales tienen mejores instalaciones para entrenarse y más carreras en las que participar que nosotros", deplora Nsengimana.
"Nosotros solo tenemos una carrera al mes aquí en Ruanda y necesitamos más para que podamos alcanzar el nivel de los ciclistas internacionales", reclama.
Este año, ningún ciclista ruandés ha entrado en el Top-10 de la Vuelta a Ruanda y Nsengimana acabó en la 40ª plaza de la general.
Reconoces que sus mejores años ya han pasado: "No tengo ningún pesar. He tenido una linda carrera y ahora puedo convertirme en entrenador para los jóvenes", asegura Nsengimana, quien dice poder aportar muchos consejos a los que empiezan.
"No te haces ciclista pensando en el dinero", dice a los jóvenes corredores, a los que pide "tener paciencia".
"Primero hay que amar el trabajo que haces; el resto llegará más tarde".
S.Saleem--DT