Richarlison, el 'Palomo' que hace volar a Brasil
Richarlison, el 'Pombo' (Palomo), por poco no aprende a volar. Rechazado por un par de clubes brasileños cuando era un adolescente que ayudaba en casa vendiendo helados o lavando autos, el atacante de la 'Seleção' se prometió triunfar luego de que su padre fue humillado. Cumplió.
Aquel joven que jugaba en potreros imaginando que disputaba el Mundial con Brasil, se convirtió el jueves en el héroe de los pentacampeones en su debut en Catar al anotar los tantos de la victoria ante Serbia (2-0), el segundo en una chilena para enmarcar.
Con la baja del lesionado Neymar para el choque del lunes contra Suiza, en el que pueden asegurar un boleto del Grupo G a octavos de final, el 'Pombo', como lo llaman en su tierra, se perfila como el referente de ataque de los favoritos al título.
"No sé si están sintiendo el olor, pero en la selección huelo a gol", dijo con su estilo desparpajado tras su estreno, con 25 años, en una Copa del Mundo.
- Saltar obstáculos -
El carismático atacante del Tottenham de Inglaterra, quien antes de cumplir la mayoría de edad copiaba los peinados de su ídolo 'Ney', coquetea con la élite del fútbol luego de sobreponerse a una vida nada fácil.
Nació en Nova Venécia, en el estado de Espirito Santo (sureste). De niño vivió en una casa de madera en un pueblo cercano, Todos os Santos, en cuya cancha de tierra empezó a hacerse futbolista.
Sus padres se separaron cuando tenía siete años y su papá, Antonio, se mudó para el estado vecino de Minas Gerais. Junto a su madre, Vera Lucia, y sus cuatro hermanos regresó a Nova Venécia. El primer día en su nueva escuela descubrió lo que podría ser un bálsamo para sus seres queridos.
"Me di cuenta de que el fútbol podría ser algo más que mi carrera. Sería una manera de ayudar a mi familia (...) Mi mamá trabajaba todo el día para poner comida en la mesa. Ella fue una guerrera, pero no podía hacer todo sola", escribió en el portal The Players Tribune.
Por eso, a los once años empezó a vender helados de agua desde las seis de la mañana. También probó con chocolates caseros, lavando carros y recogiendo café a temperaturas que lo doblegaban. En el entretanto le hacía el quite a la droga y a los maleantes de su barrio.
"No me veía haciendo algo que no fuera jugar al fútbol".
- Lecciones de una pesca prohibida -
Se probó en Avaí y Figueirense, dos clubes de Florianópolis, a casi 1.800 kilómetros de casa, pero ambos le bajaron el pulgar. América Mineiro de Belo Horizonte lo acogió en sus inferiores.
Pero el reloj empezaba a correr en su contra. Con 17 años no había firmado contrato y las chances de volverse profesional se reducían. Hasta que una mala pasada le dio un impulso impensado.
Un fin de semana visitó a su padre. Fue a pescar junto a sus primos en un terreno cercano a la casa de Antonio. El dueño del lote les advirtió que solo podían hacerlo en dos lagos, que resultaron con pocos peces. En otro, el prohibido, soltaron sus cañas y tuvieron éxito, para furia del terrateniente.
"Gritó y humilló a mi padre frente a todo el mundo diciéndole que podría expulsarlo de la casa cuando quisiera", afirmó. "Antes de eso, ayudar a mi familia a través del fútbol era una idea. Después, se volvió una obsesión".
Sacó "fuerzas de donde no sabía que tenía", se entrenó a tope y empezó a romper redes. Atrajo miradas y en diciembre de 2014, América Mineiro le ofreció un contrato. Debutó como profesional con los 'conejos', un modesto club de Minas Gerais, y dos años más tarde lo compró Fluminense de Rio de Janeiro.
- Futbolista comprometido -
En 2020, el Watford inglés lo fichó. Bastó una temporada para que un equipo más grande, Everton de Liverpool, le pusiera los ojos.
Con los 'Toffees', donde jugó de extremo y '9', anotó 53 goles en 152 juegos antes de partir, en julio, al Tottenham. Estando con los liverpulianos fue llamado por Tite para enfundarse la 'amarela' por primera vez en 2018, después del Mundial de Rusia.
Entonces empezó un crecimiento paulatino, que incluyó el título de la Copa América-2019, ganada a Perú (3-1) en el Maracaná con un tanto suyo, y el oro olímpico en Tokio-2020, donde acabó goleador (5).
Aunque es centrodelantero, se abrió espacio como extremo formando sociedad con Neymar. Hasta que alzó el dedo para reclamar su lugar como punta.
"Agradezco a Tite por haber confiado en mí para darme la '9', él sabe que hago muchos goles (19 en 39 partidos)", afirmó antes del debut mundialista.
Aparte de su olfato goleador y su carisma, muchos en Brasil lo admiran por su compromiso con causas antirracistas y a favor del medio ambiente, además de donar parte de su salario para ayudar enfermos de cáncer y personas de escasos recursos.
"¡El fútbol me salvó!", dijo al diario Globo en 2020. "Es por eso que tomo posiciones y muestro mi indignación: por el mínimo de dignidad e igualdad de todos los brasileños que no tuvieron la misma suerte que yo tuve".
H.El-Qemzy--DT