Elza Soares, la diva de la música brasileña llegada del "planeta del hambre"
La diva negra de la canción brasileña Elza Soares, fallecida este jueves a los 91 años en Rio de Janeiro, marcó la historia de la música con su versatilidad y su personalidad, símbolo de resistencia y coraje.
Nacida el 23 de junio de 1930 en el seno de una familia pobre, Elza pasó por los más diversos ambientes, desde sus precarios inicios en una favela de Rio de Janeiro hasta escenarios y salas de conciertos de todo el mundo.
Con más de treinta discos a lo largo de más de 60 años de ecléctica carrera, que arrancó con la samba y abarcó géneros como el jazz, la bossa nova, el funk o el hip hop, esta diva de característica voz rasgada y personalidad arrolladora fue consagrada en 1999 por la BBC como "cantante brasileña del milenio".
Al igual que su carrera, la vida personal de Elza Gomes da Conceição Soares, fallecida el jueves por "causas naturales" en su domicilio, ha alternado alegrías y dramas.
Obligada a casarse a los 12 años, tuvo su primer hijo al año siguiente. A los 21 años ya era viuda, después de dar a luz a siete hijos, de los cuales solo sobrevivieron cinco.
En 1953, llegó a la radio Tupí para cantar a cambio de unos pesos para comprar medicamentos para su bebé enfermo, vestida con ropa prestada por su madre y ajustada con alfileres,
Cuando el conductor del programa le preguntó con sorna "¿Y usted de qué planeta viene?", ella le espetó: "Del planeta del hambre".
Tras su actuación, el conductor declaró: "Señoras y señores, ha nacido una estrella".
En 1962, durante el Mundial de Fútbol de Chile, donde fue invitada a ser la madrina de la selección brasileña, la leyenda estadounidense del jazz Louis Armstrong quedó encantado con la cantante y su "saxofón en la garganta"
Durante 17 años mantuvo una relación a la vez apasionada y tormentosa con Garrincha, leyenda del fútbol brasileño, fallecido en 1983 por una cirrosis consecuencia de su alcoholismo.
Tres años más tarde, el hijo de la pareja murió a la edad de 9 años, en un accidente de tráfico. Cuatro de los ocho hijos del artista fallecieron.
- "Hay que vivir, tener fuerza" -
La cantante, fácilmente reconocible por su maquillaje dramático, las inmensas pelucas y tacones altísimos, experimentó varios renacimientos musicales.
En 1984, grabó "Lingua" con Caetano Veloso. En 1999, la BBC la coronó como "cantante brasileña del milenio". En la inauguración de los Juegos Panamericanos de Río en 2007, fue elegida para cantar a capella el himno nacional de Brasil.
Con el lanzamiento del álbum "A Mulher do Fim do Mundo" ("La mujer del fin del mundo") en 2015, las nuevas generaciones la descubrieron.
El disco, que trata sobre el racismo, el machismo y la violencia contra la mujer, fue un éxito rotundo y ganó el Grammy Latino al mejor álbum de canciones brasileñas.
A partir de "Deus é mulher" ("Dios es una mujer") estrenada en 2018, el público la vio cantando sentada, luego de varias operaciones en la espalda que redujeron su movilidad.
Pero ella no perdió ni un ápice de su entusiasmo.
"Te diré algo: mi edad no tiene nada que ver con mi energía", confió a la AFP con motivo del lanzamiento de ese disco.
La cantante también se mostró crítica con la ola conservadora ligada al crecimiento de las iglesias neopentecostales en Brasil, así como con las profundas desigualdades de un país aún golpeado por graves problemas de racismo.
"No le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo a la vida. Es tan mala para la gente que me digo 'Dios mío, ¿cómo pueden soportarlo'. Pero hay que vivir, hay que tener fuerza”, confió.
U.Siddiqui--DT